LE PRESENTAMOS NUESTRA PROMOCIÓN DOBLE

marzo 4, 2011

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   Válido desde el 04/03/2011 hasta el 31/03/2011 o hasta agotarse la existencia.

Exclusivo de Librerías Nacho

marzo 4, 2011

 

Primer Capitulo

Al principio éramos nueve. Nos fuimos cuando éramos pequeños, casi demasiado pequeños para recordar, Casi. Según me contaron, la tierra tembló y los cielos se llenaron de luces y explosiones.

Estábamos en ese periodo de dos semanas al año en el que ambas lunas están en extremos opuestos del horizonte. Era una época de celebración, y al principio, las explosiones se interpretaron como fuegos artificiales. Pero no era así. Hacía calor. Del mar llegaba un viento suave. Siempre se menciona el clima: hacía calor, había un viento suave. Nunca he podido entender por qué esto es importante.

El recuerdo más vívido que tengo de ese día es la imagen de mi abuela. Estaba frenética, y también triste. Había lágrimas en sus ojos. Mi abuelo estaba a su lado. Recuerdo cómo sus gafas recogían la luz del cielo. Hubo abrazos. Palabras dichas por cada uno de ellos.

No recuerdo qué palabras. Y no hay nada que me obsesione más. Tardamos un año en llegar aquí. Yo tenía cinco años cuando llegamos. Debíamos integrarnos a la cultura de este planeta antes de regresar al nuestro, Lorien, cuando este pudiera volver a sustentar vida. Los nueve tuvimos que separarnos y buscar nuestro propio camino.

Nadie sabía por cuánto tiempo. Y seguimos sin saberlo. Ninguno de los otros sabe dónde estoy, y yo no sé dónde están ellos o cómo son ahora. Es nuestra manera de protegernos, gracias al hechizo conjurado cuando nos fuimos. Un hechizo que garantiza que solo pueden matarnos según el orden de nuestros números, siempre y cuando permanezcamos separados.

Si nos reunimos, el hechizo se rompe. Cuando encuentran y matan a uno de nosotros, una cicatriz circular se cierra en torno al tobillo derecho de aquellos que siguen vivos. Y en el tobillo izquierdo, formada desde el momento en que se conjuró el hechizo loriense, tenemos una pequeña cicatriz idéntica al amuleto que llevamos todos al cuello. Las cicatrices circulares son otra parte del hechizo. Un sistema de alarma para que sepamos qué ha pasado con los demás y, por tanto, cuándo ha llegado nuestro turno. La primera cicatriz apareció cuando tenía nueve años. Me sacó del sueño al grabarse a fuego en mi carne. Vivíamos en Arizona, en un pueblito de frontera cerca de México. Desperté gritando, en plena noche, desesperado por el dolor, aterrado de ver cómo la cicatriz me marcaba la carne.

Era la primera señal de que los mogadorianos finalmente nos habían encontrado en la Tierra, la primera señal de que estábamos en peligro. Hasta la aparición de la señal, casi había logrado convencerme de que mis recuerdos se equivocaban, de que lo que Henri me había contado no era cierto. Quería ser un chico común que vivía una vida normal, pero en ese momento supe, más allá de cualquier duda o discusión, que no lo era. Al día siguiente, nos mudamos a Minnesota.
La segunda cicatriz apareció cuando tenía doce años. Estaba en el colegio, en Colorado, en un concurso de ortografía. En cuanto empecé a sentir el dolor, supe lo que estaba pasando, lo que le había pasado a Dos. El dolor fue espantoso, pero esta vez soportable. Habría podido quedarme en el escenario, pero el calor me quemó el calcetín. El profesor que dirigía el concurso me bañó con el extintor de incendios y me llevó a toda prisa al hospital. El médico de la sala de urgencias encontró la primera cicatriz y llamó a la Policía. Cuando llegó Henri, amenazaron con arrestarlo por maltrato infantil. Pero como no estaba cerca en el momento en que apareció la segunda cicatriz, tuvieron que dejarlo en libertad. Nos subimos al auto y nos marchamos, esta vez a Maine. Dejamos todo lo que teníamos, menos el cofre loriense que Henri carga consigo en todas las mudanzas; las veintiuna mudanzas que hemos vivido hasta la fecha.

La tercera cicatriz apareció hace una hora. Estaba sentado en el barco de los padres del chico más popular del colegio, que organizó una fiesta allí sin su consentimiento. A mí nunca me habían invitado a las fiestas del colegio. Como sabía que tendríamos que irnos en cualquier momento, siempre me había mantenido al margen. Pero la cosa había estado tranquila desde hacía dos años. Henri no había visto en las noticias nada que pudiera llevar a los mogadorianos hacia alguno de nosotros, o que nos advirtiera sobre su presencia. De modo que hice un par de amigos. Y uno de ellos me presentó al anfitrión de la fiesta. Nos encontramos todos en el muelle. Había tres refrigeradores, un poco de música y chicas a las que había admirado de lejos pero con las que no había hablado nunca, aun cuando quería hacerlo. Salimos del muelle y nos adentramos unos ochocientos metros en el golfo de México. Estaba sentado en el borde del barco, con los pies en el agua, hablando con una chica muy bonita de pelo oscuro y ojos azules llamada Tara, cuando la sentí llegar. El agua empezó a hervir alrededor de mi pierna y la parte inferior empezó a brillar allí donde iba grabándose la cicatriz. El tercer símbolo de Lorien, el tercer anuncio. Tara se puso a gritar y todos empezaron a aglomerarse a mi alrededor. Yo sabía que no tenía cómo explicarlo. y sabía que tendríamos que marcharnos inmediatamente. Ahora había mucho más en juego. Habían encontrado a Tres, dondequiera que él o ella estuviera, y había muerto. De modo que tranquilicé a Tara, le di un beso en la mejilla, le dije que había sido un placer conocerla y que esperaba que tuviera una vida larga y hermosa. Me zambullí por un lado del barco y empecé a nadar lo más rápido posible, por debajo del agua todo el tiempo, salvo una vez que salí a tomar aire a medio camino, hasta llegar a la orilla. Después corrí por el lado de la carretera, justo por el lindero del bosque, a la misma velocidad de los autos. Al llegar a casa, encontré a Henri en el banco de escáneres y monitores que usaba para investigar las noticias del mundo entero y la actividad policial de la zona. Lo supo sin que le dijera una palabra, pero aun así me alzó el pantalón empapado para ver las cicatrices.

Al principio éramos un grupo de nueve. Tres se han ido, están muertos.
Ahora quedamos seis. Los otros nos persiguen, y no pararán hasta habernos matado a todos.
Soy el Número Cuatro.
Y sé que soy el siguiente.Para ver el trailer de la pelicula haz click en el siguiente link. 
http://www.findnumberfour.com/#/videos

EMBRUJO

octubre 19, 2010

Faun, un chico de inquietantes ojos negros y belleza nórdica, se ha instalado en Larimar, la enorme y ruidosa pensión que regentan jakub y su hija Jade. El verano acaba de llegar y la ciudad está sumida en una profunda crisis: al tiempo que un grupo  de rebeldes conspira contra lady Mar, la cruel soberana que oculta su rostro tras una máscara metálica, unas criaturas mágicas siembran el pánico por las intrincadas callejuelas aledañas al río.

Y, mientras ven cómo el mundo se derrumba a su alrededor, ¿podrán Faun y Jade resistirse al embrujo del amor?

 

octubre 19, 2010

DESPEDIDA

Ni siquiera el amor puede cambiar tu destino…

Bianca ha abandonado Medianoche y se ha unido a la Cruz Negra, la organización mundial de cazadores de vampiros. Su nueva vida no es precisamente fácil: bajo la tutela de Kate y Eduardo, debe entrenarse con disciplina militar, cuidando de que nadie descubra sus poderes sobrenaturales. Solo hay algo que la reconforta: la compañía de Lucas, su gran amor y único confidente, con quien ya ha empezado a planear una nueva huida.

Pero lo que Bianca todavía no sabe es que, por muy lejos que vaya, hay algo de lo nunca podrá escapar: su destino…

octubre 19, 2010

CREPÚSCULO

Volumen 1 LA NOVELA GRÁFICA

“He disfrutado mucho con el trabajo en esta nueva interpretación de Crepúsculo. Young ha hecho una labor increíble al transformar las palabras que yo escribí en imágenes hermosas. Los Personajes y los escenarios se acercan mucho a lo que yo me imaginaba cuando esta escribiendo la serie” – Stephanie Meyer

Con las espléndidas ilustraciones de Young Kim y la revisión meticulosa de Stephenie Meyer, Crepúsculo: La novela gráfica ofrece una mirada única a la visión que la autora imprimió en su obra original, a través de esta nueva y hermosa recreación.

 





agosto 13, 2010

HUSH HUSH

Un juramento sagrado. Un ángel caído. Un amor prohibido.

Enamorarse no formaba parte de los planes de Nora Grey.

Nunca se habia sentido especialmente atraida por sus compañeros de instituto, a pesar de los esfuerzos de su mejor amiga, Vee, para encontrarle pareja, asi era hasta que llega Patch y se siente atraida por el.

Tras una serie de encuentros aterradores, Nora no sabe en quien confiar, esta en medio de una ancestral batalla, entre los inmortales y los que han caido.

Una espectacular novela de romance paranormal 

LAS VALKIRIAS

agosto 13, 2010

La Batalla por el mundo se libra en el interior de cada uno

“Una nueva guerra va a comenzar, de la cual nadie podrá escapar. Veremos dos ejércitos. De un lado quienes todavía creen en la raza humana, en los poderes ocultos del hombre, y saben que nuestro siguiente paso está en el crecimiento de los dones individuales. Del otro lado estarán los que creen que la vida termina en materia”. Paulo Coelho

A PARTIR DEL 15 DE AGOSTO CONSIGUE EN TODAS NUESTRAS TIENDAS A NIVEL NACIONAL LA PROMOCION COMBO COELHO

agosto 13, 2010

agosto 13, 2010

RIVALES DE SANGRE

 Biografía de los dos actores masculinos de las películas basadas en la saga Crepúsculo, de Stephenie Meyer. ¿Quién se merece el amor de Bella? Dirigido a las fans de la serie de Meyer y a todas las chicas –y chicos– que han visto las películas, esta biografía tiene la gracia adicional de ser dos libros en uno: presenta dos portadas, una dedicada al actor Robert Pattinson, y la otra dedicada al actor Taylor Lautner. El lector tiene así la oportunidad de darle la vuelta al libro y elegir leer la biografía que prefiera.

agosto 13, 2010

El Quinto Dragón

La Bruja

Paulina Aguilar Gutiérrez

 Convertirme en lo que soy fue inevitable, aunque no siempre fui así. Alguna vez fui una chiquilla salvaje que vivía junto al mar, sin futuro y sin magia.

Lo crean o no, hay noches en que añoro esos días sin complicaciones, hay noches en las que me gustaría volver a casa y dejar de ser lo que soy.

Apenas si recuerdo esos tiempos; los días antes de Jan. ¿Cómo era todo antes de su llegada?

Nuestras existencias están tan ligadas la una con la otra, que todos mis recuerdos antes de él aparecen y desaparecen a su antojo. Tenía quince años la legendaria noche en que el cielo de la Isla del Sur se iluminó por completo al llover estrellas por todo el firmamento. Jamás hubiese sospechado que mi vida cambiaría de manera tan radical e incluso ahora me pregunto qué hubiera pasado si, la noche en que su imagen se clavó en mi pensamiento,

yo no hubiera tomado el papel y escrito lo que veía en mi cabeza. Dos años atrás, recién llegada a las Islas, no hubiera tenido motivos para hacerlo.

Tenía trece años la primera vez que pisé Puerto Esmeralda. Me sentía muy asustada porque mi mente estaba vacía. Angustiada, vagaba por las calles del pueblo tratando inútilmente de recordar cualquier cosa que me diera una pista de hacia dónde ir. Entre tanta gente, me hubiese gustado hacer preguntas; sin embargo, no sabía qué era lo que podía preguntar. Tenía miedo. Me reduje a la condición de mendiga y, en ese deplorable estado y con el estómago vacío de días, fue como llegué a los alrededores del campo kichéh. Así me encontraron Matilde y Sebastián, tirada cerca de la playa y muerta de sed.

Eran hermanos, tenían ocho y nueve años respectivamente y vivían y trabajaban en el campo kichéh porque pertenecían a esa tribu. Cuando vieron aquel bulto que era yo, tal vez los movió la compasión o hasta la misma curiosidad para ayudarme. Fueron ellos quienes me llevaron agua y algo de comer y quienes además me encontraron asilo.

–Sólo dile a la bruja que te llamas Abigail, eso bastará para que te deje quedar en su casa –me aconsejó Matilde sonriendo muy traviesa.

A quien ellos llamaban bruja era una anciana que vivía a las afueras del pueblo, muy cerca de la playa y del campo kichéh. Me dijeron que era una mujer inofensiva y que a veces les regalaba frutas de su pequeña huerta. En cuanto a su consejo, no supe qué hacer. Todos en Puerto Esmeralda sabían que Abigail era el nombre de la hija de aquella anciana y que hacía más de diez años se había ido para no volver.

Cuando Matilde, Sebastián y yo tocamos a la desgastada puerta azul de la bruja, me sentí culpable por usurpar un nombre que no era mío y fui incapaz de decirlo. Fueron los niños quienes hablaron por mí y le contaron mi penosa situación,

mientras yo permanecía callada y con la mirada en el suelo.

–¿Cómo te llamas? –fue lo primero que me preguntó con su voz sonora y malhumorada, que delataba su carácter fuerte.

No pude decir lo que Matilde me aconsejó y, a pesar de lo ridículo que sonaba, no me quedó más que contestar con la verdad:

–No lo sé.

–Entonces habrá que ponerte un nombre –advirtió con las manos en su cintura flaca–. Te llamarás Abi.

Desde ese día, Abi fue mi nombre. No sería la última persona a la que la abuela bautizaría; un par de años más tarde, también lo haría con un chico que llegó a la casa en condiciones muy parecidas a las mías.

Me acostumbré a la abuela y ella a mi presencia. Vivíamos en una casita que parecía tener

siglos de antigüedad, pero que nos bastaba para las dos solas. La abuela era una mujer rara. En el pueblo todos la catalogaban de bruja debido a sus túnicas viejas y coloridas, sus múltiples collares hechos de conchas de mar y su sonrisa sin dientes, que era lo que más asustaba, en especial a los niños. No obstante, yo estaba segura de que mi abuela era buena; me cuidaba y se aseguraba de que no me faltase nada, sin importar que yo no fuera su nieta de verdad. Yo la quería, a pesar de mi comportamiento de niña, porque era cierto que en ese entonces no había nadie más a quien querer. No había padres ni hermanos; yo no tenía familia.

A mi abuela acudían los pescadores de piel tostada, quienes con frecuencia venían en busca de un amuleto que evitara que se los tragara el mar, y las mujeres de ojos brillantes que buscaban una hechicera con la esperanza de obtener un conjuro que les concediera el amor de algún hombre.

Con manos temblorosas, las señoras sujetaban su bolso o jugueteaban con sus collares de perlas, tan blancos como su piel. Los pescadores se quitaban sus sombreros de paja gastada y, nerviosos, miraban alrededor de la casa. Todos ellos apenas si se atrevían a mirarme; yo sólo era un animalito polvoriento e insignificante de piel rojiza y cabello enmarañado. Digna nieta de una vieja loca. Mi falta de entusiasmo por la limpieza y el arreglo personal no los aprendí de mi abuela; por el contrario, la pobre se cansaba de perseguirme primero

por los alrededores de la casa, después por toda la playa para que me lavara.

–¡Mírate, niña cochina! –exclamaba llena de furia al verme llegar cubierta de mugre de pies a cabeza después de haber pasado toda la tarde con Matilde y Sebastián–.

¡Pareces una chiva loca!

Yo sonreía satisfecha al escuchar sus palabras; había logrado mi cometido. Sin embargo, no siempre ganaba las batallas. Había días en los que la astuta mujer me agarraba desprevenida y me metía por la fuerza en la improvisada tina de madera que ella misma utilizaba para bañarse. Con sus manos poderosas y rugosas por el trabajo y la edad, tallaba mi cabeza con jabón, hasta que me dolía. No sólo se conformaba con bañarme; la muy malvada me torturaba cepillando mi cabello y vistiéndome con las mejores ropas que poseía: un viejo vestido blanco de algodón que ella misma había confeccionado, aunque no para mí.

–Voy a hacerte uno nuevo –proponía cada vez que me lo veía puesto–. Estás creciendo muy rápido, Abigail.

Ése no era mi nombre ni mi vestido. Abigail era el nombre de la hija desaparecida de la anciana. La abuela decía que me parecía mucho a ella. Que tenía el mismo cabello oscuro y pesado; la piel blanca, aunque la mía se había tornado rojiza; los brazos largos y el rasgo más característico: los extraños ojos color dorado. Era a su hija a quien mi abuela advertía cada vez que me bañaba y me vestía con ese atuendo. Cuando me miraba en el espejo en esas condiciones, incluso yo la veía y a veces me asustaba encontrar a su fantasma en lugar de mi reflejo. Yo era una copia o un intento de fantasma y ésa era la única razón por la que mi abuela dejaba que me quedara en su casa. Eso no me preocupaba. Mientras tuviera un lugar donde vivir y algo de comer, estaba bien.

No había nadie más que me diera asilo; la gente del pueblo me tenía miedo. Desde el día en que aparecí en este lugar comenzó el rumor de que yo era una bruja. Lo gracioso fue que no era precisamente la reputación de mi abuela lo que me ganó el título de hechicera, sino el color de mis ojos, un rasgo físico poco común. Al principio me molestaba, pero después dejó de importarme. Yo no era una bruja, no tenía poderes mágicos ni podía convertir a nadie en sapo ni volar por las noches.

De cualquier forma todos huían de mí como si fuera la peste. Ni siquiera me dejaban acercarme a trabajar a los sembradíos como los peones de la tribu kichéh; decían que traía mala suerte. Sólo por eso Matilde y Sebastián, mis únicos amigos, debían escaparse para verme. Los kichéh eran el último grupo nativo de la Isla del Sur; en algún momento, muchos siglos antes de que otros grupos llegaran, ellos gobernaron las Islas. Ahora sólo eran peones mal pagados, casi esclavos, considerados animales por su piel oscura y sus dialectos desconocidos. Lo poco o mucho que pude averiguar de ellos me lo contaron Matilde y Sebastián, quienes eran kichéh puros, y la abuela, que era mitad kichéh y jamás me habló directamente de ellos, sino por medio de las leyendas que me contaba. ¡Parecían tan reales! A pesar de que había dragones, dioses, magia, fuego y demás seres y situaciones fantásticas, para mí esas historias eran reales. Sus leyendas eran, además, mi único medio de educación; de ninguna manera iban a dejar que una bruja se juntara con los otros chicos. Jamás me permitirían ir a la escuela. Matilde y Sebastián iban casi a diario a jugar conmigo. Tenía nueve años otra vez y no me preocupaba correr como loca por la playa o ensuciarme de pies a cabeza; con ellos y con mi abuela era feliz. Así transcurrieron mis primeros dos años en las Islas. A los quince, no tenía más deseos y aspiraciones que ver el interminable ir y venir de las olas; sentir la humedad, el calor de las tardes y el aroma de la sal. Era una chica poco educada, con mala reputación, medio sucia, que pasaba los días ayudando a su abuela en la pequeña huerta detrás de la casa y jugando como niña con sus dos únicos amigos. Dehaber seguido así, de seguro hubiese vivido el resto de mis días en un pueblo congelado en el tiempo. Mucho de eso cambió precisamente a consecuencia de la noche en que yo conjuré una imagen en papel y mi abuela me habló acerca de la marea. –El mar se escucha alborotado –me advirtió–, mantente alejada de él. Los días tranquilos de niña que viví en Puerto Esmeralda estaban por terminar. Me aguardaba una sorpresa, un don fantástico y oculto, que se encontraba dentro de mí, ansioso por salir a la superficie.

Todo comenzó cuando me enteré de que Matilde y Sebastián no sabían leer. Por ser kichéh

se les tenía prohibido aprender. Con seguridad alguien tuvo la fabulosa idea de que, entre más ignorantes fueran, menos protestarían y más ventaja se sacaría de ellos. A mis dos amigos poco les importaba; sus padres, sus abuelos y bisabuelos habían sido analfabetos toda la vida. Sabían cuál era su destino y lugar en el mundo: al lado de la gente de su tribu, trabajando todo el día en el campo. Eso es lo que su gente había hecho durante siglos y ¿quiénes eran ellos para desafiar ese orden? Por eso cuando les propuse enseñarlos a escribir, ambos hermanos se miraron el uno al otro preocupados, como si estuvieran a punto de traicionar a su gente. A mí me entristecía pensar en el futuro que les esperaba a ambos, y, aunque aprender a leer y escribir no era la solución a su destino, sí era el primer paso para querer escapar de él. Matilde usaba dos largas trenzas oscuras que se movían de un lado a otro, tan contentas como su dueña; tenía una sonrisa de dientes chuecos y una risa contagiosa; sus manos y sus pies eran chiquitos como ella, y su abuelo la llamaba “pulga” porque saltaba de un lado a otro sin parar. Su hermano Sebastián era más bien callado. Prefería ver a sus pies o a sus manos en lugar de ver a la gente a los ojos y, por ser un año mayor que Matilde, sus padres le habían encomendado la tarea de cuidar a su hermana. A él le tocaba tomar la decisión de aprender a leer o no y Matilde seguiría sus instrucciones, aunque antes intentaría convencerlo de lo que quería. Cuando ambos aceptaron, tenían la expresión de un ladrón primerizo, como si ellos le fuesen a robar letras y palabras a alguien más. Por eso decidí que sentarse horas y horas a repetir letras sobre un papel no era la mejor forma de comenzar. En lugar de eso, empezamos trazando las vocales

y consonantes sobre la arena. Con una rama caída dibujamos primero una “A” gigantesca, que nos causó risa a los tres, y luego las demás vocales durante días, para luego escribir todo el abecedario completo en un largo camino de arena, justo al lado de tres pares de huellas. Para escribir palabras comenzamos a utilizar papel, aunque nuestras clases siguieron siendo al aire libre. Ambos chicos progresaban rápidamente y fue eso lo que me acercó a descubrir ese misterioso poder que jamás había sospechado tener. Al principio no lo noté porque apenas si escribía unas cuantas líneas al día, lo suficiente para que Matilde y Sebastián leyeran y las repitieran; sin embargo, pronto me di cuenta de que ellos necesitaban algo más. No había libros en casa de la abuela y a los kichéh se los tenían prohibidos. Fue así como empecé a escribir pequeñas historias para ellos. No recordaba ningún cuento; en mi mente sólo estaban las leyendas kichéh que ellos mismos y la abuela

me habían contado. Pensé que yo también podía darles historias fabulosas y nuevas, aunque en realidad no era muy buena en ello; en lugar de dragones, espíritus y dioses antiguos, mis cuentos eran pequeños y sencillos. A los niños no les parecían tan malos; pensaban que era divertido encontrarse a sí mismos plasmados en papel y dibujados con palabras. Mis cuentos siempre eran acerca de ellos dos, jugando, trabajando y viviendo como

lo hacían. La noche en que mi abuela me advirtió acerca del mar, algo extraño me impulsó a escribir una historia diferente. Para empezar, yo ya estaba en la cama y escuchaba el sonido de la marea intranquila. Por lo general, me dormía en cuanto tocaba la almohada, pero esa vez di vueltas durante lo que me parecieron horas, enredada en las sábanas, con un calor asfixiante y una imagen fija en mi mente: la sombra de un chico que salía de las aguas. Por más que intentaba concentrarme en otra cosa, volvía siempre a la misma imagen que cada vez se hacía más y más clara. Cuando ya no pude más y me empezaron a temblar las manos, decidí poner en papel lo que veía; no tenía sentido, pero, tal vez si estaba escrito, desaparecería de mi cabeza. En el papel, llovían estrellas fugaces una tras otra como si fueran gotas de agua y un misterioso chico emergía del mar: no sabía su nombre ni cómo había llegado a las Islas. Era apenas un cuento sin forma ni sentido, sin motivos ni un conflicto que resolver; tampoco tenía un final, únicamente existía porque me había atacado y no lograba librarme de él: no obstante, ahí estaba.

Fue así como Jan llegó a Puerto Esmeralda. Cada una de las palabras que yo había escrito su cedieron la noche en que lo conocí; lo vi salir del mar, como si de allí hubiese nacido. Me escondí detrás de unas plantas y corrí a él cuando lo vi caer muerto.

agosto 13, 2010

LA GUARDIA DE MEDIANOCHE

Esta novela reúne dos grandes malvados: los nazis, que quieren “purificar” la raza humana, y  los omnipotentes vampiros que tratan de combatirlos.

En 1939, Brigit, un vampiro que ha adquirido increíbles poderes a través de los siglos, y sus compañeros, también milenarios, tratan de impedir otra guerra que disminuya su fuente de alimentación humana. Pero la infernal maquinaria de guerra de los nazis no será fácil de combatir.

Esta es la novela debut de esta autora, y la primera de la serie que compone. Este titulo promete un gran éxito, tanto por su ingenioso e interesante contenido como por la excelente prosa de la autora.

Es un libro de ficción histórica, mezclada con vampiros, pero se diferencia de los demás libros del mismo género pues en este caso la historia se desarrolla a mitad del siglo XX en Europa (no en el XIX ni en el XXI, como los otros) durante la Segunda Guerra Mundial.

Lo más reciente: Eclipse en edición exclusiva de bolsillo

julio 23, 2010

Nos complace presentarles nuestra edición exclusiva de Eclipse, el fenomenal éxito editorial de Stephenie Meyer, en presentación de bolsillo bajo el sello Punto de Lectura

julio 23, 2010

La Nueva Nacho anuncia nuestra promoción de libros y cuentos para todas las edades, búscalas en todas nuestras librerías a nivel nacional desde el 23 de Julio hasta el 23 de Octubre o hasta agotarse la existencia.

julio 9, 2010

La Nueva Nacho anuncia nuestra promoción para el mes del niño en todas nuestras librerías a nivel nacional

julio 9, 2010

julio 9, 2010

LA SEGUNDA VIDA DE BREE TANNER

junio 7, 2010

LA SEGUNDA VIDA DE BREE TANNER

LA NUEVA NOVELA DE LA SAGA CREPÚSCULO

STEPHENIE MEYER HABLA DE LOS MOTIVOS QUE LE HAN LLEVADO A ESCRIBIR ESTE LIBRO

A pocas horas para el lanzamiento mundial de la nueva novela de la SAGA CREPÚSCULO, Stephenie Meyer ha concedido una única entrevista en la que cuenta todo sobre su nuevo libro, La segunda vida de Bree Tanner (The Short Second Life of Bree Tanner) se lanzará mundialmente mañana sábado 5 de junio. Alfaguara lo publicará en España y Latinoamérica bajo el título de La segunda vida de Bree Tanner, en castellano.

En menos de 5 años, Stephenie Meyer se ha convertido en un fenómeno editorial mundial. Los derechos de traducción de la Saga Crepúsculo han sido vendidos a más de 50 países y ha vendido más de 100 millones de ejemplares en todo el mundo.

Importante: adjunto el link de la entrevista oficial que la autora le concedió a la editorial. Agradecemos de antemano toda la difusión que puedan darle

Link a la entrevista con la autora: http://www.librosalfaguarajuvenil.com/es/noticia/entrevista-con-stephenie-meyer-sobre-la-segunda-vida-de-bree-tanner-su-nueva-novela/

 

Oscuros (Fallen) de Lauren Kate al fin en Venezuela

May 25, 2010

Lauren Kate - Oscuros (Fallen)

Originalmente titulado Fallen (Caídos) Lauren Kate retrata en Oscuros la historia de una escuela muy particular: Espada y Cruz, llena de alumnos muy característicos a la que llega Luce, una problemática adolescente que se ha visto involucrada en un extraño suceso con un íntimo amigo, a partir de allí se desarrolla esta historia, aunque como es política nuestra, no contaremos más detalles, pues queda en manos de los interesados descubrir lo que sucede y por qué sucede.

Ambientada a la mejor usanza de una novela gótica, su narración puede tornarse lenta y cadenciosa, pero eso ocurre porque Lauren Kate no tiene prisas en su escritura, se toma el tiempo y las páginas necesarias para dar minuciosos detalles, tanto del ambiente, como de cada uno de los personajes, combinándose con un juego de tiempo que involucra la importancia de un pasado y de un futuro en el destino de sus personajes: “Predestinados a encontrarse, condenados a perderse.”

Los derechos de Oscuros han sido adquiridos por Disney para adaptarla al cine y poder “competir” con el fenómeno suscitado por la saga Crepúsculo, lo que augura que habrá adaptaciones interesantes para rato, así que a leerse esos libros antes de ver las películas, siempre se disfrutan más.

Les dejamos los booktrailers del libro para sus ediciones en Estados Unidos

e Inglaterra

(cortesía de los amigos del Blog doramamania.blogspot.com)

A partir de esta semana disponible en nuestras tiendas de Caracas y en breve en nuestras tiendas del interior.

Los Estados Desunidos de Latinoamérica de Andrés Oppenheimer

marzo 23, 2010

Sin duda alguna Andrés Oppenheimer es una referencia de suma importancia dentro del acontecer de la opinión política internacional, vocero de una de las cadenas de noticias más importantes e influyentes del mundo, como lo es CNN y columnista de The Miami Herald, desde donde Oppenheimer ha realizado importantes observaciones desde el punto de vista de un latino dentro del propio Estados Unidos, lo que le confiere una posición privilegiada y una capacidad de crítica interior hacia ese país que muchos, incluso desde afuera, se la reservan, en esta oportunidad, Los Estados Desunidos de Latinoamérica reúne en un mismo volumen las mejores columnas publicadas en diversos diarios y otras publicaciones de este reconocido autor en el período 2006-2009 y ha sido reconocido con el VII Premio Algaba de España.

Así mismo, el libro incluye una extensa serie de estadísticas del estado socioeconómico de los países de América, producto del estudio realizado para la Guía del Mundo cuyo contenido es exclusivo de esta edición.

Las columnas recopiladas especialmente para esta edición, sintetizan una variedad de temas de interés para todos aquellos interesados en el acontecer socio-político y económico de nuestro continente a la luz de acontecimientos recientes e influyentes en el devenir de la región.

Entrevistaremos a Isabella Santo Domingo: ¡¡¡Con tus preguntas!!!

marzo 17, 2010

Saludos, por cortesía de la Editorial Random-House Mondadori tendremos la oportunidad de hacerle una entrevista a Isabella Santo Domingo y nos pareció ideal que las preguntas fueran aquellas que ustedes quisieran hacerle, seleccionaremos las más originales y creativas, envíanos la tuya al correo: nachoweb2.0@gmail.com con el asunto: Los caballeros las prefieren brutas o dejanos un comentario en esta entrada y en cuanto hagamos la selección y la entrevista, por supuesto la subiremos al Blog.